* Francisco José Requejo es portavoz de Ciudadanos en el Ayuntamiento de Zamora

Estamos los zamoranos en este verano, con unos días tan calurosos como los que hemos tenido, pendientes de la posible y cada vez más probable marcha de la industria láctea GAZA de nuestra ciudad.

Alarmados y muy enfadados, con razón, porque una vez más no se han hecho las cosas bien y nos encontramos ante una disyuntiva de difícil solución para los que desearíamos que esta industria emblemática siguiese establecida en la ciudad.

Voces de todos los sectores claman y piden una solución inmediata a un problema con una salida complicada y con una voluntad política, por parte de los máximos responsables, tardía y, en algún caso, rayando la demagogia más absoluta.

Unos buscan soluciones ahora, cuando esas soluciones deberían de haber estado sobre la mesa hace tiempo. Otros echan balones fuera, como si la cosa no fuera con ellos, y algunos simplemente callan y dejan que el tiempo pase.

En esta ciudad estamos acostumbrados por desidia o comodidad a dejar que nos ninguneen, a permanecer en el más absoluto ostracismo, a que todo pase de largo y, si algo pasa, que no nos molesten mucho.

Donde han estado estos ¿líderes? políticos que ahora claman al cielo pidiendo soluciones e incluso, en un ataque de populismo y falta de rigor político asombroso, piden que si la industria láctea tiene que salir fuera de la ciudad debemos irnos todos para nuestras casas.

¿Se ha preocupado alguien durante el tiempo que la empresa solicitó la licencia urbanística para empezar las obras como iba el procedimiento, y si se iba a cambiar la normativa por parte de la Confederación Hidrográfica del Duero?

La respuesta la tenemos en la actual situación que soporta la empresa.

Si no somos capaces de cuidar a las empresas que tenemos en nuestra ciudad y provincia, ¿de verdad alguien piensa que estamos capacitados para atraer inversiones de fuera?

Si nos ponemos en la piel de los dirigentes de Gaza, que haríamos cualquiera de nosotros, ante las continuas trabas administrativas por parte de unos y otros que lo único que hacen es entorpecer expectativas e ilusiones.

¿Volver a empezar y elaborar un modificado con las modificaciones que se le exijan de nuevo, con la demora que se supone acarrearía de nuevo, además del el perjuicio económico? ¿O buscar una alternativa y menos trabas para buscar una nueva ubicación?

Todos nos echamos las manos a la cabeza, pero hay que saber y ser conscientes de las trabas que se soportan en esta ciudad para sacar adelante un negocio o simplemente para mantenerlo. Que se lo pregunten a los cientos de autónomos que tienen que cerrar sus negocios en esta ciudad o simplemente viven asfixiados por el día a día  para poder sacar adelante el mes.

Esos hacen menos ruido y de esos nos acordamos menos. Hay que ser reivindicativos, por supuesto que sí, para eso está la sociedad civil, que debe exigirnos a los representantes públicos trabajo, eficacia, rigor y soluciones, no vale acordarnos solo de Santa Rita cuando llueve.

Esos representantes públicos de todos los colores que ahora tanto braman a los cuatro vientos una solución  deberían de preguntarse si han hecho bien su trabajo durante estos años, y es indudable que no vale con “hacerse la foto”, darse una palmadita en la espalda y dejar que las situaciones por arte de magia encuentren un desenlace por sí mismas.

Tenemos que  trabajar todos a una, todos en defensa de los intereses de nuestra ciudad, no vale decir una cosa y  hacer otra, la demagogia no es propia de la clase política que necesita esta ciudad.

Hacer lo contrario es tener mala leche, el mirar hacia otro lado y no hacer nada, es como la leche en polvo, sabes que existe pero nadie le hace caso, para buena leche tenemos la de Gaza, y nuestra incapacidad y falta de capacidad nos ha llevado a la situación en la que nos encontramos.